Tras las Huellas de Puccini
Viajes - Visitas a Lugares


Autor: S. Carrizosa

Estos días veraniegos Lucca y Torre del Lago, en Toscana (Italia), vibran con un sonido especial que las hace únicas. Ambas han comenzado, a modo de aperitivo, con las celebraciones previas al cien aniversario, en 2024, del fallecimiento de uno de sus más insignes vecinos y que más gloria les han dado: Giacomo Puccini. La Bohème ha sido elegida para abrir la 69 edición del Festival Puccini Torre del Lago, que incluye otras 4 óperas así como el concierto de la Orchestra dell’Accademia Nazionale di Santa Cecilia.


Este programa se desarrolla del 14 de julio al 26 de agosto en el Teatro all´aperto, en un marco de armonía y paz con las tranquilas aguas del lago como telón de fondo. Abarca otros títulos como Turandot, Madama Butterfly, Il Tabarro y el Castillo de Barbazul. En este encantador pueblecito verde y plagado de flores multicolores, el alma se reconcilia con la mente durante el crucero por su icónico lago al compás de los sonidos de las óperas del Maestro de Lucca. Para conocer detalles de su vida se impone visitar la cercana villa donde pasó los últimos 30 años de su vida y compuso la mayoría de su obra. 


La casa es espléndida por sus detalles y se compone de toda una variedad ecléctica. Decorada por él mismo, el suelo de mosaico imita al estilo de las villas del Imperio Romano. Su salón principal mezcla desde un biombo chino, un busto de Santa Gema Galgani, (también vecina de Lucca), decenas de documentos epistolares y partituras que componía de día y noche acompañado de los 80 cigarrillos que fumaba. La estancia incluye una pequeña capilla con vidrieras, donde reposan sus restos y los de otros familiares. En esta casa Puccini vivió hasta su fallecimiento, ocurrido en un hospital de Bruselas a los cinco días de ser operado de un cáncer de garganta. 


Comienza el Tour


Para iniciar el viaje tras las huellas de Puccini, hay que trasladarse a su ciudad natal en Lucca, a media hora de Pisa. Allí se encuentra, en la Piazza Cittadella, presidida por una escultura del compositor, la casa donde vivió hasta su traslado al conservatorio de Milán a los 20 años. De 200 metros cuadrados para acoger a los padres y sus ocho hijos, se conserva en perfecto estado uno de sus pianos, útiles de uso diario, partituras originales o una gramola en la que se puede escuchar la voz del genial Enrico Carusso dando voz a las óperas del maestro. Caminando por las calles de Lucca, muchas son las tiendas, cuyos cierres metálicos, se han pintado para la ocasión con vivos colores que representan motivos y personajes de las famosas óperas.


Así y bajo el marchamo Awaiting Puccini, Lucca ya está de fiesta. Reina la algarabía y el alboroto por sus calles y plazas y las arias de sus óperas se cuelan por sus rincones. Esta ciudad, envuelta en su muralla hay que recorrerla a pie para disfrutar de iglesias espectaculares que combinan el mármol blanco de Carrara con los colores verdes y rosas tan identitarios de la arquitectura religiosa toscana. Entre ellas es visita obligada su catedral, el Duomo di San Martino, con su magnífica torre; la Antigua Catedral de los Santos Giovanni y Reparata, donde se puede asistir todos los días del año a escuchar la música de Puccini o la bellísima Iglesia de San Miguel en Foro construida sobre un antiguo foro romano. También se puede seguir al compositor en el Puccini Chamber Opera Festival, el Virtuoso & Belcanto Festival o la Sagra Musicale Lucchese.


La pista del artista nos traslada a su otra casa-museo en Celle dei Puccini, un municipio de Pescaglia a 29 km de Lucca. Un pueblecito precioso y empedrado, salpicado en su caminar por hortensias, buganvillas y magnolias. Las puertas y portones de sus viviendas, pintadas de verde, logran un aspecto de auténtico cuento. En esta casa, por la que han pasado cinco generaciones Puccini, vivió el artista en su primera infancia. Consta de dos plantas donde se pueden ver instrumentos musicales, un gramófono regalo de su gran amigo Thomas Alva Edison, (inventor de la bombilla y el fonógrafo), una máquina de coser,la cuna o el traje de bautismo de Giacomo y sus hermanos, así como cartas, partituras y fotografías.  


En el recorrido sobre el celebérrimo compositor, no pueden faltar, sin embargo, algunas otras visitas en esta zona de la Toscana. En Pisa hay que ver su conjunto catedralicio: Baptisterio, Catedral de Santa María de la Asunción y su famosísima Torre con 294 escalones hasta alcanzar el octavo piso, así como el Camposanto con vestigios de ilustres pisanos como Galileo Galilei y Fibonacci. Además, poca gente sabe que en esta ciudad, la escritora británica Mary Shelley concibió el nombre de su obra maestra del terror Frankenstein. También es interesante su Museo de las Antiguas Naves de Pisa, que exhibe siete barcos  del Imperio Romano encontrados en 1998 cerca de la estación de ferrocarril de San Rossore y sus más de 8.000 objetos.Todo ello arroja luz sobre la  construcción naval romana y las costumbres de sus marineros.


Para darse un respiro del calor y el ajetreo turístico, nada como acercarse hasta San Giuliano, a 10 minutos de la ciudad y sumergirse en las piscinas de magnesio, sulfuro o calcio en las termas llamadas Baños de Pisa. Un remanso de paz donde aguarda un circuito termal con bebida incluida para mantener a raya nuestra microbiota. Y para los más aventureros  con ganas de concluir el viaje con punto de adrenalina, hay que añadir la expedición a las canteras de Carrara, famosas por su mármol blanco ya desde la época romana. El ascenso a la montaña exige un grupo de ocho personas que habrán de repartirse el coste de 480 € para esta misión de muy alto voltaje. A partir de ahí un 4x4 conducido por las expertas manos de Gabriele, propietario de Cave di Marmo Tours hará las delicias no aptas en caso de vértigo. La experiencia es inolvidable, tanto como la subida. Allí en la cima de la blanca montaña uno se rinde a su grandeza rodeado por la inmensidad de sus bosques, allá mucho más abajo, donde la vista se pierde.