Irán: La perla de Oriente (Parte V)
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Autor: Fernando Novo Lens

Dejando Kerman, nuestra siguiente parada será la ciudad de Bam a 190 kilómetros al sureste. Esta ciudad es conocida por su producción de cítricos y dátiles y porque en diciembre de 2003 un terremoto (6,6 grados en la escala de Richter) la asoló en gran parte y ahora se intenta reconstruir por medio de ayudas internacionales y del propio gobierno.


En su momento, Bam fue una ciudad que, al estar asentada sobre un oasis, formó parte de las ciudades que estaban en el recorrido de la Ruta de la Seda y era bien conocida y apreciada por las ropas que confeccionaba y sus telas. Es tan bonita la ciudad y aquí tenemos en cuenta también, su entorno, que ambos fueron declarados Patrimonio de la UNESCO en 2004 y ampliado en 2007.


Tiene, además, una ciudadela (Arg-é Bam) que fue construida durante el imperio Parto, con unos 2.000 años de antigüedad que es muy visitada por un, cada vez mayor, número de turistas que se acercan a recorrer esta ciudad y apoyar con su estancia a su reconstrucción y, por tanto, a la economía local. 

Cuatro puertas de entrada a la ciudadela de adobe y casi cuarenta torres de vigilancia a lo largo de unas murallas que tienen 2 kilómetros de longitud y entre 6 y 7 metros de altura, protegen las 18 hectáreas que hay en su interior y en las que se encontraban edificios y construcciones militares, y zonas residenciales y administrativas. Bam, con esta fortificación amurallada y sus torres, era considerada inexpugnable. Os recomiendo hacer una visita a este maravilloso lugar (y, al mismo tiempo, de ayudar a su gente). Una vez allí seguro que querréis imaginaros como debió ser la vida en aquella ciudad hace unos 2.000 años.


No faltan en esta ciudad las torres de viento que dulcifican en las estancias las cálidas temperaturas del exterior y los qanats que distribuyen el agua para riego en agricultura y jardines y consumo humano.


Una cosa, en el camino a Bam puedes hacer una parada en Rayen y verás otra ciudadela de la época sasánida (siglo IV d.C.) muy bien cuidada. Rayen es como Bam, pero en pequeñito (la ciudadela tiene 15 torres) y, por supuesto, también merece la pena una visita. ¡Anímate!...


Una vez visitados Rayen y Bam dirijamos nuestros pasos (en coche, por supuesto) rumbo a la isla de Ormuz y a la isla de Qeshm. Disfrutad con el viaje ya que son unos 411 kilómetros hasta la ciudad de Bandar Abbas, desde cuyo puerto tomaremos una embarcación para desplazarnos a ambos lugares. Pero antes de llegar a Bandar Abbas puedes hacer una paradita en Jiroft de donde se supone una civilización que tuvo lugar durante el tercer milenio a.C. por lo que merece la pena visitar la Necrópolis de Mahtoutbad, que es donde se han realizado la mayoría de los hallazgos religiosos.


Si primero vamos a la isla de Ormuz, navegaremos durante unos 16 kilómetros y podremos ver en la parte norte de dicha isla, los restos de su pasado representados por el antiguo fuerte portugués del que se puede ver una buena parte a pesar de sus ruinas. Esta pequeña isla (tiene unos 42 kilómetros cuadrados, con 8 kilómetros en su parte más ancha) debido a su geología volcánica y de sal es conocida por sus playas de arena rojiza…y también por sus montañas de sal. Podrás visitar, asimismo, el Valle de las estatuas, la cueva Arcoíris o el Acantilado de la tortuga. Será una bonita y curiosa excursión que te permitirá pasar un día agradable.


Si desde Bandar Abbas ponemos rumbo a la otra isla, la de Qeshm, tenemos una travesía de unos 22 kilómetros. Esta isla es más grande que la anterior. Con una superficie de 1.491 kilómetros cuadrados (y 130 kilómetros de largo), en esta isla hay casi 60 poblaciones de diferentes tamaños. Gobernada durante 200 años por los portugueses, es el motivo por el que todavía se pueden visitar los restos de un castillo portugués. Otro sitio para visitar es el Valle de las Estrellas, famoso por sus curiosas formaciones geológicas. Curioso es también para visitar el Mangroove Forest o Zona Protegida de Hara, que es una zona de manglares.


Una vez visitadas estas islas seguimos nuestra ruta por Irán y esta vez nos dirigiremos a la famosa ciudad de Shiraz, lo cual nos llevará unos 570 kilómetros y unas cuantas horas de viaje (algo más de 7 horas… y le añades las paradas que desees hacer).


Shiraz, con una historia de 2.500 años, antigua capital de Persia (siglo XVIII) y rodeada por las colinas, es conocida como la ciudad de la poesía, las rosas y el vino. De hecho, el famoso y más grande poeta de Irán, Hafez (siglo VIII), cuyo Mausoleo podremos visitar en esta ciudad, la dignifica en su poema “Ven a Shiraz”, que dice así:


“¡Que conserve Shiraz su condición sin par!

¡Oh Dios, apártala de la ruina!

De ahogamiento preserva al Roknabad

pues otorga su agua, tal la de Jezr, la vida.

Entre Yafaravad y Mosalla, desde el norte,

almizclada sopla aquella brisa.

Ven a Shiraz y busca del Espíritu el efluvio

en los hombres de sabiduría.

¿Quién el nombre mentó del azúcar egipcio

y, ante las bocas dulces, vergüenza no sentía?

Oh viento de Saba, aquel gitano alegre y ebrio,

¿cómo está?, dí, ¿hay alguna noticia?

Si aquel dulce muchacho derramara mi sangre,

el corazón, como lo más lícito, lo justificaría.

Por Dios, no me despiertes de mi sueño,

que su imagen lo vuelve sosegada alegría.

¿Por qué no celebraste el encuentro, Hafez

cuando la cruel separación temías?”


Esta ciudad de poesía, como decimos, nos hechizará con los numerosos monumentos que posee. Y, para ello, nada mejor que empezar (y es imprescindible) visitando la Mezquita Nasir-ol-Molk (siglo XIX), conocida también como Mezquita Rosa por las tonalidades rosáceas de sus azulejos. Además, tiene unas vidrieras de diferentes colores en la fachada que iluminan alegremente la sala de oración con diferentes en cuanto el sol atraviesa los cristales. Suele ser un punto de reunión de turistas y locales en el que aprovechan (en horas de no oración, por supuesto) para hacer fotos del interior iluminado con diferentes tonos y brillos.


Otra mezquita a visitar que, de seguro os va a gustar es la Mezquita Shah-e-Cherargh (“Rey de la luz”). Es un lugar sagrado para la comunidad chií y en él se encuentran las tumbas de Amir Ahmad y su hermano Mir Muhammad, dos imanes que se refugiaron en Shiraz tras ser perseguidos a causa de su religión.


Shah-e-Cherargh es un Santuario y es espectacular, tanto por fuera, donde apreciaréis los dos minaretes desde los que se llama a la oración a los fieles o la cúpula, como por dentro, en donde según vayáis visitando salas, espacios o la misma cúpula, su riqueza ornamental a base de mosaicos de espejos de cristal y fragmentos de vidrio, todos ellos de diferentes colores, su ambiente de serenidad y paz, os llevará a algo parecido al éxtasis. Realmente, aquí la palabra belleza adquiere otro significado. No se puede contar, de verdad…hay que visitarlo, verlo y experimentarlo. ¡Ah! Y por la noche, su iluminación es totalmente espectacular….


Debido a la sacralidad de este lugar, las medidas de seguridad son importantes; tanto es así que no se permite utilizar cámaras de fotos ni video. Tampoco se puede visitar libremente, sino que una persona te guía en su recorrido. En este Santuario, las visitas de hombres y mujeres se realizan por separado, desde la misma entrada al Santuario, que se realiza por puertas diferentes.


Y entre mezquita y mezquita también se puede pasear (lo recomiendo) por los jardines de Afif-Abad, que es un complejo construido en 1863. Este complejo posee una antigua mansión real, un museo histórico de armas y un jardín persa, todos susceptibles de ser visitados. Entre otras curiosidades, en el piso superior de la mansión, la geometría de los dibujos del techo coincide con la que hay en el suelo.


Por supuesto, Shiraz posee una citadela (fortaleza) o también llamado palacio Arg-e Karim Khan (siglo XVIII) que, con sus cuatro torres de 14 metros de altura situadas en los cuatro vértices de un cuadrado, protegen un espacio de 4.000 metros cuadrados. Por cierto, veréis que una de las torres está un poco inclinada; os recordará alguna otra torre famosa…


Visitados estos lugares, podéis dirigir vuestros pasos hacia la Puerta del Corán, lugar de salida y entrada a la ciudad, al Jardín botánico Eram (año 1.100 d.C.) que es patrimonio UNESCO y es en donde el famoso poeta Hafez paseaba por sus jardines y escribía sus poemas.


No te pierdas el Bazar Vakil, que es el más importante de Shiraz y podrás visitar la Mezquita Vakil y los baños en los que como curiosidad podrás ver figuras en las diferentes salas representando diferentes oficios que había en la época. Y tampoco el Museo Narajestan y el Mausoleo del poeta Saadi (siglo VIII).


Una vez visitada esta hermosa ciudad de Shiraz, esta capital de las artes y la cultura de Irán, a una hora de coche y recorridos 60 kilómetros hacia el noreste, llegaremos a Persépolis, la capital ceremonial del antiguo imperio persa, cuya construcción comenzada bajo las órdenes de Darío I el Grande a partir del 512 a.C. duró casi 200 años y cuyo objetivo fue enfatizar la unidad y diversidad de la dinastía aqueménida, la legitimidad del poder real y mostrar la grandeza de su reino. Posteriormente, en el año 330 a.C., fue saqueada, incendiada y destruida por Alejandro Magno.


Persépolis es, con todo merecimiento, patrimonio de la UNESCO desde 1979 y es un lugar arqueológico que comprende un enorme complejo palaciego sobre una terraza monumental de unos 450 metros por 300 metros y 14 metros de alto y que soporta múltiples edificios en los que se desarrollaron las funciones protocolarias, rituales y administrativas que tenían lugar en aquella corte. Cerca de ese complejo aterrazado había tumbas reales, altares e incluso jardines. Esto hace que dicho complejo merezca una visita atenta y pausada. Los bajorrelieves esculpidos en los muros o el Palacio de las 100 columnas, etc., son algunos de los restos cuyas historias te serán desveladas según vayas recorriendo estos lugares. 


La Puerta de todas las Naciones es muy interesante y está protegida por dos figuras que tienen la siguiente composición: cabeza de un hombre (que representa la sabiduría), cuerpo de un toro (que representa las bendiciones), alas de águila (que representan el hecho de volar alto) y cola de león (que representa el poder). Merece la pena admirar esta bella composición escultórica.


Con una antigüedad de 2.500 años, la Apadana (o Sala de Audiencias) con sus escaleras, que fue construido por Jerjes, te transportará a otra época. En la escalera este podrás ver un bajorrelieve con una representación de las 23 naciones sometidas al imperio persa y cada uno de esos grupos lleva una ofrenda al rey. Desde la tumba de Artajerjes II tendrás unas maravillosas vistas panorámicas de todo el complejo de Persépolis. Además, el yacimiento arqueológico puede ser visualizado por medio de unas gafas 3D con lo cual, la sensación de inmersión en la historia que experimentarás será total y maravillosa.


A solamente 10 kilómetros de Persépolis llegaremos a Necrópolis (Naqsh-e Rostam), en donde nos encontramos con 4 tumbas reales de la época aqueménida excavadas en la roca de la montaña y que se conocen como las “cruces persas”. Estos relieves son una verdadera obra del arte persa. Tienen unos 2.500 años de antigüedad y le llaman la “pequeña Petra de Irán” y se supone que las tumbas excavadas en la roca son las pertenecientes a Darío I, Darío II, Artajerjes I y Artajerjes II.