Irán: La Perla de Oriente (Parte IV) Imprimir
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 Posee la torre del viento más alta del mundo, con casi 34 metros.


 


Y una vez visitado Kharanaq nos dirigimos a Yazd que está solamente a 85 kilómetros y hay que empezar diciendo que Yazd, con más de 3.000 años de antigüedad y ubicada sobre un oasis justo en la zona en donde se juntan dos desiertos: Dasht-e Kavir y el Dasht-e Lut, es una de las ciudades más importantes de la religión zoroastriana.


Podemos empezar nuestra visita a esta hermosa ciudad visitando la Mezquita Jameh, cuya construcción comenzó en el siglo XII (en el antiguo emplazamiento de un Templo de Fuego sasánida) y se acabó de construir en el siglo XIV y es uno de los edificios religiosos más emblemáticos de Irán de ese siglo. Si os digo que su pórtico es enorme y espectacular, predominando los tonos azules y los motivos geométricos y florales, os aseguro que no exagero y además (y el visitante se asombrará aún más) tiene dos minaretes con una altura de 52 metros y un diámetro de 6 metros, lo que hace que sean los minaretes más altos de Irán. Y una curiosidad, los minaretes no son iguales y el de la derecha tiene dos escaleras en espiral que son independientes y se entrecruzan semejándose a la doble hélice del ADN del ser humano y mientras una de las escaleras sirve para subir, la otra sirve para bajar.


La entrada, el pórtico está decorado en su totalidad con azulejos y tienen la particularidad que se fueron colocando parte a parte formando los dibujos y no se colocaron los azulejos enteros, completos. Este trabajo fue mucho más minucioso, complicado y lento, pero el resultado ha sido magnífico.


Esta mezquita (también conocida como Mezquita del Viernes) tiene escritos en los recuadros que hay en sus techos, los 99 nombres de Allah. El interior de la mezquita es precioso. Baste ver el interior bellamente ornamentado, los techos, etc. Los techos y sus adornos son maravillosos; podrías quedarte horas mirando hacia ellos…con el riesgo de acabar teniendo dolor de cuello. Es broma el comentario, pero te puede dar una idea de la maravilla que hay sobre nuestras cabezas cuando visitamos esta mezquita.


Por supuesto, si hacéis una visita nocturna a la plaza, la iluminación de esta mezquita del viernes os va a maravillar. Los tonos de la iluminación y los reflejos sobre las diferentes partes de la construcción en los que se juega con las formas y los tamaños son, realmente, espectaculares.


Otra visita interesante es la que podéis hacer al complejo Amir Chaghmaq cuyo frontal es bastante curioso y contiene, tanto la mezquita de Amir Jalaleddin Chakhmaq, que fue gobernador de Yazd durante la dinastía timúrida, como el mausoleo de la que fue su esposa.


En el complejo también, hay un bazar, un caravanserai, un tekyeh (lugar conde los musulmanes chiitas se congregan para expresas sus lamentos durante el periodo de Muharran), un spa, un pozo antiguo de agua y una pastelería. Por la noche, el edificio se ilumina después una vez que ha anochecido con luces de tonalidades anaranjadas en los nichos arqueados, lo cual hace de la fachada de este complejo un espectáculo digno de admirar.


Hablando de la visita al bazar, ten en cuenta que en Yazd es famosa la artesanía del cobre. Hay multitud de utensilios y otros elementos hechos con este material y que, a buen seguro, te van a gustar. Ten en cuenta que el casco histórico de Yazd es precioso y será una delicia poder “perderte” en él. ¡Ah! Y no olvides visitar el Museo del Agua…seguro que te gustará.


Y como siempre hay que reponer fuerzas, intenta pedir un estofado Yazdi, que está hecho a base de carne de dromedario. O una sopa Ash Reshteh, que está hecha a base de fideos y vegetales y que se sirve en celebraciones importantes, o una sopa de trigo iraní. Cualquier opción, te resultará deliciosa.


Y llegó el momento de disfrutar otra vez de la naturaleza y para ello nos vamos a desplazar al jardín Dolat Abad, que fue incorporado a la lista de Patrimonio de la UNESCO (2011). La idea de la construcción de estos jardines tiene que ver con la misma idea sobre el paraíso terrenal. Ciro el Grande los introdujo como una manera de buscar un lugar donde relajarse física, mental y espiritualmente. Y en línea con esa idea se pretendió hacer unos jardines en donde poder llegar a ese nivel de relajación en compañía de amigos, familia y poder reunir nuevas energías (“cargar pilas”, como diríamos hoy). 


Este jardín, en concreto fue construido en torno a 1750 por Muhammad Taqi Khan Bafqi y la curiosidad es que posee la torre del viento más alta del mundo, con casi 34 metros. El jardín Dolat Abad es una joya de la arquitectura persa y, además, para llevar el agua a este jardín se construyó un qanat (Mehriz Qanat) de 65 kilómetros.


No te pierdas una visita a un gimnasio tradicional (que dejen entrar, por supuesto). Son bonitos para ver los entrenamientos utilizando unas mazas de madera (de diferentes tamaños y pesos) o unas cadenas de hierro al ritmo de una música repetitiva y pegadiza. Si tienes suerte (y estás en forma), hasta te dejarán utilizar un par de mazas para levantarlas por encima de los hombros con los movimientos rotativos típicos. Buena suerte y fuerza…

Deberías también poder visitar las Torres del Silencio que están en un cerro al sur de la ciudad. Son importantes en la tradición zoroastriana. En este caso hay dos, una más antigua, con una edad en torno a los 400 años y otra más nueva, cuya edad es “solo” de 200 años. Estas construcciones forman parte de la ceremonia del fallecimiento en dicha religión. 


Estas torres estuvieron en funcionamiento hasta los años setenta del pasado siglo y servían para dejar los cuerpos de los fallecidos para que las aves se alimentasen de su carne. Una vez que solo quedaban los huesos (según la religión zoroastriana, de esa manera se separa el alma del cuerpo), estos se enterraban en unos cementerios que hay en los alrededores.


Vale la pena hacer una visita al Tempo del Fuego (Yazd Atash Behram). Este Templo es el lugar de culto para la religión zoroastriana. Y según dicen, tiene un fuego que no se ha apagado en los últimos 1.500 años.


Otro de los atractivos que puedes visitar está a menos de 5 kilómetros de esta ciudad y se trata del castillo de Sar Yazd. Fue construido durante la dinastía sasánida, en el siglo VII y es muy característico ya que estaba en la Ruta de la Seda y en su interior se almacenaban y guardaban las mercancías que transitaban por dicha ruta, además de grano y otros alimentos y joyas, etc.


Este castillo se construyó con muros concéntricos, torres elevadas y un foso de 6 metros de ancho para hacerlo lo más inexpugnable posible a los intentos de conquista y otros asaltos por parte del enemigo. Las pequeñas aberturas eran un paso casi imposible para los intrusos. Hay pasajes estrechos por los que sólo una persona a la vez puede pasar. Y si puedes llegar a la cima de la torre más alta, podrás ver una espectacular panorámica del desierto y las montañas circundantes, incluido el Shirkuh, que, con sus 4.055 metros, es el pico más alto del centro de Irán.


Nuestra siguiente etapa del viaje va a ser un poquito más larga y nos va a obligar a recorrer 370 kilómetros para llegar a la ciudad de Kerman. Y a lo largo de este recorrido pasaremos por el parque nacional de Kalmand-Bahadoran, que, para tu información, es una de las más importantes áreas protegidas de Irán debido a sus especímenes y entre ellos, algunos son únicos. Este parque natural ocupa una superficie de 229.000 hectáreas.


Para quienes disfruten de la naturaleza y de la fauna diversa les podemos decir que este parque tiene 24 especies de mamíferos, entre ellas, el guepardo asiático, leopardos, hienas, lobos, el lobo, el zorro de Blanford y también hay gacelas bocio, cabras montesas, zorros, chacales; 48 especies de pájaros, entre otros, el milano, ratonero patilargo, águila perdicera, águila imperial oriental, buitre leonado, halcón y cernícalo. Y no olvidemos a los reptiles (seis especies de serpientes) y anfibios. Como veis, es un paraíso natural para las diferentes especies que aquí tienen la condición de estar protegidas.


Y finalmente llegamos a Kerman. Este nombre de la ciudad fue adoptado a lo largo del siglo X, porque la ciudad es muchísimo más antigua. El verdadero nacimiento de esta ciudad tuvo lugar en el siglo III a.C. y nació como una fortificación militar cuyo nombre era Behdesir. Muchas batallas, saqueos y civilizaciones experimentó la ciudad a lo largo de los siglos e incluso fue visitada por el famoso comerciante genovés Marco Polo en 1271, cuando ya la ciudad era un importante centro comercial en la ruta del Golfo Pérsico hacia el Asia Central.


Ciudad ya famosa en el siglo VIII por sus chales (piezas de tela de grandes dimensiones utilizadas para cubrirse por completo) de cachemira y durante los siglos XVI al XVIII sus alfombras eran exportadas y muy apreciadas en Inglaterra y Alemania.


En la ciudad podemos visitar el único Museo Antropológico Zoroastriano de Irán, que está en un Templo de Fuego, que fue fundado en 1925. El museo se inauguró en 2016 y es interesante visitarlo ya que podremos ver diferentes chimeneas, quemadores de aceite, quemadores de sebo y lámparas de tulipán. En este Museo también se expone una interesante colección de documentos antiguos y entre ellos, un conjunto de manuscritos con más de doscientos años de antigüedad y un cubilete para guardar fuego con una fecha tallada de 1207 de la hégira solar, es decir, hace casi 200 años. En el Museo también se exponen trajes y ropa de mujer cuya antigüedad data de hace 150 años, así como otros vestidos típicos de las mujeres zoroastrianas.


También puedes visitar la Mezquita de Malek, del siglo XI y que está situada en una gran plaza y es la mezquita más grande y, a la vez, más antigua de Kerman.

Otra Mezquita, la de Ganjali Khan, que además tiene un bazar y un caravanserai (Ali Khan), merece la pena ser visitadas. Así como el Templo de Moshtaghieh, con sus tres cúpulas de cerámica lapislázuli.


Y como los jardines es una constante en este país, pues te recomiendo acercarte por los jardines Shazdeh (jardín del Príncipe) y disfrutar de unos momentos de calma y relax.

Ya que el desierto Dasht-e Lut lo tienes a mano, una excursión para visitarlo y admirar los kaluts (montañas) y las dunas más altas del mundo valdrá la pena. Podrás subir y bajar de las dunas todas las veces que desees...y otra cosa a tener en cuenta…los anocheceres en el desierto son espectaculares.


Como siempre, tomar contacto con la gente de allí, bien sea en el bazar, como en la calle o alguna casa de té, te hará valorar la hospitalidad y amabilidad innata de las gentes de este pueblo (y como digo, extrapolable al conjunto de la población iraní) y que llevan al extremo cuando se trata de un extranjero, tratando en todo momento que se sienta cómodo y hablando con él de lo “divino y lo humano”.

Autor: Fernando Novo Lens