Un viaje apasionante a la Ruta del Vino de Rueda.
Gastronomía & Vinos - Vinos


Un viaje apasionante a la Ruta del Vino de Rueda.


En pleno corazón de Castilla, donde el margen izquierdo del Río Duero se extiende por campos de cereal y verdes viñedos, donde aún perduran las historias sobre la Reina Isabel la Católica y el cautiverio de Juana la Loca, donde artesanía e industria conviven en armonía, se extienden los dominios del vino Rueda. Tierras que durante siglos han dedicado su labor a ver nacer uno de los vinos más característicos de Castilla y León y que hoy abren viñedos, calados y pueblos al visitante para descubrir sus secretos.



Vivo, fresco y ameno. Así es el trago de un buen vino de Rueda. Y a su imagen y semejanza nace la Ruta del Vino de Rueda, una conjunción de municipios y empresas que ofrecen al visitante una forma única de descubrir el territorio, plagado de propuestas únicas y experiencias singulares.


Sus orígenes vitivinícolas se remontan al siglo XI -no en vano la de Rueda es la primera Denominación de Origen de Castilla y León- y, junto a sus condiciones climáticas y orográficas, el cuidado de la vid y la elaboración de vino han dotado a esta tierra de una cultura y tradición que se ve reflejada en todos los aspectos de su personalidad, desde sus gentes a sus manifestaciones artísticas, sin olvidar, por supuesto, la gastronomía.


Fresno el Viejo, La Seca, Mancomunidad Tierras de Medina, Matapozuelos, Medina del Campo, Nava del Rey, Olmedo, Pozaldez, Rueda, Serrada, Tordesillas, Madrigal de las Altas Torres, Villanueva de Duero y Villaverde de Medina son los principales núcleos de población en la Ruta del Vino de Rueda en las provincias de Valladolid y Ávila. Pueblos con encanto que invitan a disfrutar de un tranquilo paseo por sus calles, observando su arquitectura tradicional y experimentando la simpatía de sus gentes.


La historia ha dejado un importante legado patrimonial en este territorio, que va desde antiguos templos mudéjares, conventos y monasterios que atesoran espléndidos tesoros hasta los castillos-fortalezas, como el Castillo de la Mota en Medina del Campo, capaces de contar mil y una batallas libradas en campos de Castilla y hablar de la importancia político-económica de esta región en otras épocas, especialmente bajo la figura de Isabel La Católica.


En la Ruta del Vino de Rueda convergen bodegas tradicionales caracterizadas por sus galerías subterráneas, que se mantienen intactas desde la Edad Media, y bodegas modernas en primera línea de innovación y desarrollo, ofreciendo un recorrido por la cultura del vino desde la antigüedad hasta nuestros días. Integran también la Ruta comercios especializados, enotecas, hoteles y otros establecimientos como balnearios, que ofrecen exquisitos tratamientos de vinoterapia.


Pero también obradores que sorprenderán con la repostería más exquisita, queserías, donde degustar productos artesanales e incluso una tonelería. Cabe destacar, además, otras experiencias y servicios turísticos, como las rutas entre viñedos en las que conocer el cultivo ecológico; una finca dedicada al ganado bravo y equino donde podrán disfrutar de un viaje en Calesa; actividades de esgrima y yoga entre barricas; o el senderismo maridado con el avistamiento de aves.


La gastronomía es, además, otro de los grandes atractivos de la Ruta. Las recetas de las abuelas conviven con la innovación para sacar el máximo partido a unas materias primas de primera calidad. No se puede dejar de probar el lechazo asado con Indicación Geográfica Protegida (IGP), las lentejas de La Armuñas y los garbanzos de Fuentesaúco o las elaboraciones a partir de setas y hongos, así como la selección de quesos elaborados a partir de leche de vaca, las cuajadas o el requesón.


Algunas fechas claves en la Ruta son las Fiestas de la Vendimia de Rueda y Serrada, la Fiesta del Verdejo de La Seca con sus Premios Sarmiento, la Semana Santa de Medina del Campo, declarada de Interés Turístico Internacional o la Feria de Enoturismo de la Ruta del Vino de Rueda.

Entre los municipios más históricos y reconocidos de la Ruta del Vino de Rueda destaca Tordesillas, protagonista de la Historia de España en aquel especial momento de la firma del Tratado por el cual este país y Portugal se repartían el mundo. Las Casas del Tratado son solamente uno de los múltiples atractivos de esta villa, que goza de una coqueta plaza mayor en la que no faltan los establecimientos de hostelería para vivir la pasión por el verdejo en primera persona.


En este bello marco se alza el Parador de Tordesillas, uno de los referentes en materia hotelera dentro de la zona. Esta casa solariega se descubre al abrigo de un frondoso pinar y un cuidado jardín, en un lugar donde la naturaleza ofrece el mejor paisaje.

En la arquitectura y decoración de la casa domina el estilo castellano, y tanto sus jardines como sus espacios interiores son una invitación al descanso, la tranquilidad y el relax.

Aquí se puede disfrutar además de baño Turco, jacuzzi, piscina climatizada, sauna, gimnasio y zona de juegos infantiles, convirtiendo el Parador en un destino ideal. Igualmente el visitante puede degustar una cocina tradicional que ofrece la combinación perfecta con productos propios de la zona: variados platos de legumbres, asados de lechazo o cochinillo, y una especialidad que solo se encuentra en esta villa, el Gallo Tordesillano, criado en corrales y elaborado en base a una antigua receta.